Abril 2018
Partimos de que Noruega es un país enorme, que se extiende a lo largo, con una costa de más de 25mil km de largo, plagada de fiordos y entradas de mar. También cuenta con numerosos ríos, lagos, glaciares. El país del agua podríamos decir.
Cogimos el vuelo con llegada a Bergen y vuelta desde Oslo, así pudimos hacer una ruta circular por la zona sur de Noruega.
El domingo por la mañana llegamos a Bergen que nos recibió con el cielo azul y totalmente despejado, toda una suerte ya que nos contaron que llueve cerca de 300 días al año.. La suerte de que estuviera el día así es que los colores de las casitas cobran vida, y pasear por la calles es una gozada a pesar del frío. Cogimos el funicular que sube a la colina Floyen desde donde las vistas del puerto y de la ciudad son preciosas.
La zona de Bryggen es la más fotografiada con diferencia, y la verdad que la hilera de casita de colores frente al mar merece varias fotos.
A la mañana siguiente salimos relativamente pronto para volver hasta el aeropuerto a recoger el coche de alquiler que habíamos reservado para 5 días.
Pusimos rumbo Stavanger por la costa, atravesando en una par de ferrys los fiordos. La costa esta llena de entradas de mar, de islas y de pueblos costeros de pocas casas. Si algo nos llamó la atención fue las pocas casa que hay para lo grande que es el territorio.
Llegamos a la hora de comer, y durante la tarde aprovechando que el sol se ponía sobre las 20:30, recorrimos las calles de la ciudad, y la zona vieja.
Al día siguiente nos levantamos sin demasiada prisa, desayunamos y pusimos rumbo a Preikestolen. El trayecto fue como de una hora, cruzando un paso de ferry. Dejamos el coche en el parking donde empieza la caminata (20€ coche) y como el día no era muy bueno, nos recomendaron alquilar unos crampones que nos ayudaron bastante en la travesía sobre todo en las zonas de hielo. Lo bueno de las época que fuimos es que había muy poco turismo, y llegar a la roca de Preikestolen y compartirla únicamente con otras 5 personas es un lujo. Las vistas a 600m sobre el fiordo Lyse son impresionantes!!
Tras casi 4 horas de ruta nos dirigimos a Tau, donde haríamos noche antes de seguir hacia el norte. La zona no tenía nada especial, pero el hotel fue muy agradable para descansar.
Tras el desayuno nos pusimos en marcha, pero hicimos una breve parada a media hora en el bosque encantado de Eventyrskogen. Un lugar de cuento de hadas 😉
Seguimos nuestra ruta hasta nuestro siguiente destino que era Eidfjord, y aun teniamos varias horas por delante. A medida que avanzábamos nos íbamos encontrando más nieve en nuestro camino, sobre todo en las carreteras de montaña. El paso estaba bastante bien, pero no se puede conducir a más de 70 por ninguna carretera, lo que hace que las distancias se alarguen. Pasamos por pueblitos totalmente blancos y por lagos congelados. Paramos a comer algo en Odda, donde había un poco más de ambiente por las pocas calles del pueblo. El puerto con una iglesia preciosa, y unas vistas de una ladera plagada de casitas de colores.
Llegamos a Eidfjord por la tarde, una zona con unas vistas impresionantes, y muy tranquilo, quizá demasiado. Hicimos unas fotos desde el embarcadero, dimos una vuelta de reconocimiento y nos acercamos hasta la casa donde dormiríamos. Simplemente preciosa!!
Antes que anocheciera subimos hasta el mirador de Voringfossen, en verano una cascada impresionante, en ese momento congelada y con zonas de hasta un metro de nieve.
Al día siguiente no teníamos demasiadas horas hasta Flam, nuestro siguiente destino, pero queríamos hacer alguna parada por el camino. Pusimos rumbo, y la primera parada fue Gudvangen. Bastante pequeño pero con un asentamiento vikingo, puramente turístico, en plena orilla del fiordo que con el día nuboso y de niebla que nos salió, tenía un aspecto muy de película.
Nos desviamos un poco hasta Undredal, un pueblito precioso en pleno fiordo también.
Seguimos nuestro camino hasta Flam. Nos asentamos en la casa donde dormiríamos, muy recomendable, y comimos. Por la tarde hicimos una ruta por un camino asfaltado junto al fiordo que llega hasta Aurland, el siguiente pueblo. El puerto de Flam está bastante dispuesto para la cantidad de turistas que llegan en verano hasta esta zona para coger el tren panorámico.
Nos acercamos hasta Aurland a hacer unas compras y dar una vuelta, y antes de que se pusiera el sol subimos al pueblito granja de Otternes. A medio camino entre Aurland y Flam, se trata de un asentamiento de 27 viviendas del año 1700, y con unas vistas increíbles del fiordo.
Al día siguiente nos tocaba cerrar nuestra ruta circular volviendo al punto inicial, Bergen. Por el camino paramos a visitar la cascada de Steinsdal.
Al llegar a Bergen y aprovechando que aún teníamos el coche fuimos en busca de la única iglesia de madera de la zona, Fortun. Es una reconstrucción de la original que databa del siglo XII.
Después de comer devolvimos el coche en el aeropuerto, y volvimos al centro de Bergen, a dar una vuelta de nuevo.
Al día siguiente nos tocaba madrugón, ya que teníamos los billetes de tren que unía Bergen con Oslo bastante pronto. Lo mencionan como uno de los recorridos en tren más bonitos del mundo, lo cual hacía que tuviéramos muchísimas ganas. La mala suerte en todo nuestro recorrido fue esta, ya que debido a la nieve y el tiempo, los paisajes y las paradas del tren se hicieron monótonos y sin especial interés. Está claro que es un recorrido ideal para verano y poder disfrutar de los paisajes verdes.
Tras 7horas de tren llegamos a nuestro último destino, Oslo, capital de Noruega. Buscamos nuestro hotel (muy céntrico) y salimos a comer algo y disfrutar de la tarde por la ciudad.
Lo que más nos gustó fue recorrer la calle principal de tiendas, Karl Johans, que llega desde la Ópera junto al mar, hasta el Palacio Real.
También nos acercamos hasta el Parque Vigeland. Las numerosas estatuas de cuerpos humanos a tamaño real a lo largo de un parque inmenso es casi una visita obligada. Especialmente el monolito.
El último día teníamos el vuelo a mediodía, así que desayunamos tranquilamente, recogimos nuestras cosas y nos acercamos a la Estación Central donde cogimos el tren hacia el aeropuerto.
Si una cosa tenemos clara es que Noruega es un país para volver mil veces, y descubrirlo de formas diferentes y en épocas del año distintas 🙂